La historia, en apretado síntesis dice lo siguiente:
Era
el 2 de febrero de 1850, cuando en circunstancias que se encontraba un niño del
vecindario del Barrio del Limoncillo, tratando de dar caza a una mariposa, vio
dentro de un hoyo en las orillas del acequión que por allí corría, un pequeño
rollo; su curiosidad lo llevó a tomarlo y cual no sería su sorpresa al
extenderlo y ver que era un pequeño lienzo al óleo de la Imagen de Cristo
Crucificado, la Santísima Virgen de los Dolores y Santa María Magdalena.
Pedro Salazar y Quesada, que así se llamaba el niño, de
inmediato llevó el hallazgo a su casa del Solar llamado de Lipe o Lipa,
entregándolo a su señora madre, quien caída de rodillas no salía de su
admiración por la belleza de las imágenes; enterados los vecinos se sumaron a la
contemplación que contagiaba a todos los que se detenían a verlas.
(Con el correr del tiempo, aquel niño fue el primer
Mayordomo de la Hermandad del Señor Crucificado del Rímac).
El fervor religioso de estas gentes sencillas consideró un
milagro el hallazgo de la imagen por lo cual en acción de gracias acordaron
rendirle culto bajo la advocación de “Señor de Lipa”, primero; y luego de “Señor
de los Milagros” por su similitud con el de las Nazarenas.
También acordaron celebrar anualmente la fecha del
hallazgo.
El año de 1863, Su Ilustrísima José Sebastián de Goyeneche
y Barreda, Arzobispo de Lima, dispone que la Imagen sea conocida como el “Señor
Crucificado del Rímac”; se constituya la Asociación Piadosa de su nombre y que
la Pequeña Imagen hallada, sea trasladada a la Iglesia de Santa Liberata, ya que
hasta aquel entonces era venerada en el Solar de Lipa.
Con el natural alborozo de los vecinos y devotos hizo su
triunfal ingreso a Santa Liberata en el mes de octubre del mismo año.
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Debe dejarse constancia, en honor a la verdad histórica,
que el lienzo original hallado por el niño Pedro Salazar, es el mismo que en
estos días se venera en el Altar Mayor de la Iglesia de Santa Liberata.
El 21 de marzo de 1876, el Arzobispo concedió “La debida
Licencia para que se saque la Procesión del Señor Crucificado del Rímac, en las
fechas de sus Festividades”.
Al
término de la celebración de la Festividad del año 1923; el martes 3 de abril al
medio día, una infausta noticia circula por todo Abajo el Puente y sube hacia la
Capital./span>En horas de la mañana un
voraz incendio ha destruido totalmente las Andas e Imágenes del Señor
Crucificado y de Nuestra Señora del Carmen pese a los esfuerzos desplegados para
salvarlas. Luego de la natural
tribulación que hace presa de la feligresía, se abre paso el ferviente deseo de
reparar el daño para que el Culto del Señor sobreviva.
El
Arzobispo de Lima, Monseñor Lissón, acogiendo el clamor público decretó la
formación de una Comisión Pro-Andas y a contratar la nueva pintura de las
Sagradas Imágenes, que fueron encargadas a artistas de renombre, como el
imaginero Epifanio Alvarez, que hizo la reproducción del óleo del Señor.
El 28
de setiembre de 1923 fueron bendecidas en la Iglesia de Santa Liberata, las
nuevas andas de madera e Imágenes de Señor y de Nuestra Señora del Carmen, que
desde entonces recorren cada año las calles del Distrito del Rímac.
Hay
que señalar además, que el Señor Crucificado del Rímac ha sido declarado Patrón
del Distrito, el 15 de enero de 1940.
Asimismo, la Guardia Republicana lo declaró su Santo Patrón, al igual que
la Compañía de Bomberos “Rímac” N° 8 (hoy Rimac 21).
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