Su color pintoresco resalta presuntuoso en los paisajes más tradicionales del distrito del Rímac. Sus cimientos
formar parte de ese ambiente señorial heredado de la Colonia y propicio para la
contemplación de verdaderas obras de arte. Cercana a la Alameda de los Descalzos
y del Convento del mismo nombre, en silencio, la iglesia Santa Liberata yace
imponente, acompañada de un solitario balcón de cajón, precioso, y de un farol
que mantiene consigo la carga de los años, observado desde los altos por la
capilla central de estilo neoclásico. La iglesia Liberata es también
protagonista de una historia anecdótica que devino en su construcción (XVIII), y
que por esos años causó curiosidad y sorpresa en la sociedad limeña.
Al caminar alrededor de la Alameda de los Descalzos, nos hallamos frente a uno de los rincones más tradicionales
del Rímac, del barrio de "Abajo el puente". La iglesia Santa Liberata, la cual
alberga al Señor Crucificado del Rímac, patrón del distrito, de la benemérita
Guardia Republicana y de la Compañía de Bomberos Rímac No. 8, es parte del gran
escenario que se arma todos los días desde hace varios siglos.
Nos detenemos a observarla, primero desde los árboles frondosos
de la Alameda, luego más de cerca, frente a un par de rejas que la resguardan.
Hermosa estampa del Rímac que se empezó a construir en 1713 y terminada en 1716.
Su primera portada fue de estilo Rococó, luego fue modificada con diseños
neoclásicos. Mide 44 varas de largo por 12 varas de ancho y tiene en su altar un
pasadizo para que los visitantes puedan transitar y llegar por la parte inferior
al lugar donde fueron enterradas las sagradas hostias que fueron robadas de la
Catedral. Esta fue la tradición urbana que se narró para explicar su fundación.
La fundación de Santa Liberata
Fernando de Hurtado de Chávez, mozo de veinte años, el día 20 de enero de 1711, entró a la iglesia del Sagrario
(colindante con la hoy Catedral de Lima), y del altar mayor en un distracción
del Párroco se robó el copón de oro con numerosas hostias consagradas para los
diversos templos de Lima. Luego se encaminó a la Alameda.
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En la mañana del día 31, se descubrió la sustracción, las Autoridades Eclesiásticas deciden cerrar todos los
templos de la Capital y suspender la administración de la eucaristía. Lima se
quedo sin Misas y sin el sacramento de la comunión. S.E. el obispo D. Diego
Ladrón de Guevara, virrey del Perú, echó en persecución del criminal toda una
jauría de alguaciles y oficiales. El sacrílego Fernando Hurtado al ser capturado
cuando intentaba vender las piedras que adornaban el copón a un pulpero, declaró
que, asustado por la persecución, había enterrado las sagradas formas, envueltas
en un papel, al pie de un árbol de naranjo en la Alameda de los Descalzos.
Lo sorprendente fue que, a pesar de que el agujero estaba lleno de lodo y agua, las hostias que había
en el interior estaban limpias.
Sin embargo, la turbación de Fernando fue tanta, que le fue imposible determinar a punto fijo el árbol, cuando un
negrito de ocho años de edad llamado Tomás Moya dice: "Bajo ese naranjo vi el
otro día a ese hombre". Las hostias fueron encontradas y el Cabildo recompensó
al esclavo con cuatrocientos pesos. El virrey obispo, en solemne procesión,
condujo las hostias a la Catedral. Dos años después se construyo allí el Templo
de Santa Liberata. El altar mayor se ubica sobre el agujero donde fueron
encontradas las hostias. Se le denomino a la edificación religiosa el nombre de
Santa Liberata, por ser la patrona tutelar del pueblo natal del virrey, la
ciudad Española de Sigüenza.
El vecindario contribuyó para la inmediata construcción de una capilla en el sitio
donde se encontraron las hostias. Tal la historia de la fundación de la iglesia
de Santa Liberata, junto a la que los padres crucíferos de San Camilo
establecieron en 1754 un conventillo.
Fronterizo a éste se encuentra el beaterio del Patrocinio. Se venera, en la
iglesia de Santa Liberata, la imagen de El Señor Crucificado del Rímac,
declarado el 15 de enero de 1940 Patrón del distrito del Rímac.
La iglesia Santa Liberata, Rímac. Se la erigió con el nombre de Santa Liberta
porque era la Patrona de la ciudad de donde el Virrey provenía. Sobre sus
cimientos estuvo una quinta con un huerto de naranjos.
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